La Caléndula, durante siglos confundida con el diente de León, ya era muy apreciada en la edad media.,cuando grandes figuras de la medicina, como Santa Hildegarda y Alberto Magno, la prescribían para las enfermedades del intestino y del hígado, y también para curar picaduras de insectos y de serpientes, Mattioli, en el siglo XI, la recomendaba para curar las enfermedades de los ojos.
Hoy día destaca sobre todo por sus virtudes antiflamatorias, antiespasmódicoa, depurativa y regularizante del ciclo menstrual.
Sus efectos sobre el hígado y la vesícula biliar, recalcado por los seguidores de la teoría de la signaturas a causa del color amarillo de sus pétalos, es ahora reconocido y demostrado científicamente.
La Caléndula soluciona las deficiencias hepáticas y es colerética.
Su acción terapéuticas sobre el sistema reproductor femenino es grande : Povoca el menstruo retrasado, regulariza el ciclo, reduce las reglas demasiado abundantes y los efectos colaterales de la menstruación como dolores abdominales, ansiedad, depresión, insomnio, etc. Es útil tanto en caso de dismenorrea como de amenorrea.
Una cura de Caléndula iniciada una semana antes de la regla ayudará a superar el periodo sin dificultad.
Recientemente se le han atribuido efectos anticancerigenos, sobre todo si se aplica en pomada sobre los tumores de la piel.
Es una de las plantas que más destacan como vulneraria. Para uso externo tiene propiedades cicatrizantes, antiflamatorias, emolientes y anticepticas, por lo cual podemos usarla sobre heridas, llagas, eccemas, contusiones, callos, verrugas, impétigos, úlceras, inflamaciones cutáneas y como colirio, en caso de conjuntivitis.
María Gutiérrez
Fitoterapeuta
Quiromasaje
Técnica en Fisioterapia y Rehabilitación
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